La Ley del Dar (para Recibir)

Contamos con una amplia cantidad de materiales para obtener más de la vida, para ganar más dinero, para tener más amor, acceso a mejor educación, mejor salud, más beneficios, distracciones, etc y sin embargo a veces parece que sólo los que produjeron tales materiales obtuvieron lo que listo arriba, pero no los que tratan de poner en práctica dichos consejos (claro no en todos los casos).  ¿Por qué será así?

Una de las respuestas la encontramos en la Ley del Dar, pero antes de explicarla, permíteme explicarte la Ley del Pedir

Parece que venimos programados para pedir, desde bebés se llora para pedir alimento, atención, calor humano, … crecemos y las peticiones se hacen mayores, de hecho hay niños pidones que se convierten en adultos exigentes y no digo que esté mal pedir, de hecho es parte de una sana autoestima, el problema es que muchas personas se la pasan únicamente pidiendo o exigiendo:  Mejores salarios, mejores prestaciones, más atenciones, más amor, más libertad, etc -regreso al párrafo inicial-, pero lo hacen sin ofrecer algo a cambio.

Pareciera que operan bajo el concepto de que el mundo está en deuda con ellos y que sin importar lo que hagan, “merecen” recibir más.  Estas personas tienen una tendencia a ser más posesivas con sus propios recursos y menos generosos, sin saber que inconscientemente han convencido a su mente que viven en un mundo de escasez, por eso se resisten a dar primero o dar algo más sin esperar nada a cambio, porque desde su perspectiva hacer esto es pérdida, como resultado en la mayoría de los casos no obtienen lo que quieren.

Por el contrario, las personas que operan bajo la Ley del Dar, no temen compartir, dar el primer paso, regalar, donar, ceder, han convencido a su mente consciente o inconscientemente que dar no los hará más pobres, porque creen que viven en un mundo de abundancia, donde dar no significa perder, y ¿Qué crees?  Resulta que estas personas generalmente reciben más que las otras, alcanzan más, de hecho, viven una vida con más satisfacción.

Ahora bien, ambas Leyes, la de Pedir y la de Dar, no las estoy abordando desde un punto de vista religioso (que bien se podría fundamentar) y menos aún desde un punto esotérico, sino desde otra Ley prácticamente irrefutable:  La Ley de Causa y Efecto.

Todo, todo lo que hacemos o no hacemos tiene un efecto.  Seguro que no te es ajena la frase:  “Siembra para que tengas que cosechar”.  Recuerdo a un beisbolista que tenía excelentes records de entradas anotadas, cuando le entrevistaron cómo lo hacía, contestó que cada vez que estaba en una base pateaba la almohadilla ligeramente hacia la próxima base, a lo que el entrevistador le contestó que, aunque hiciera eso, sólo avanzaba algunos centímetros, de nuevo comentó el beisbolista, “a veces en la vida es todo lo que se necesita, unos cuántos centímetros para lograr la victoria”.

Así que un día pensando en esto, fui al supermercado y me propuse sonreírles a todas las personas que viera esa tarde, imaginé que posiblemente muchas de ellas estaban abrumadas por diferentes problemas y que a lo mejor nadie los había tratado bien ese día, así que no me costaba nada regalarles sonrisas.  Esa tarde me favorecieron para ocupar un parqueo, se ofrecieron de buena gana a bajarme los productos de las góndolas altas, me dieron cualquier cantidad de degustaciones, pasé prontamente a la Caja, la Cajera me recomendó mejores ofertas y la chica que me ayudó con la carreta lo hizo muy amablemente.  Yo sólo regalé sonrisas y ante este estímulo positivo, por Ley de Causa y Efecto, obtuve una excelente tarde de supermercado.

Te imaginas si los colaboradores en lugar de demandar más beneficios, por iniciativa propia dieran más de sí, más tiempo, más calidad, mejor atención, … ni siquiera tiene que ser mucho, pero un poco cada día puede implicar resultados significativos al mes.  En una empresa con esta filosofía, las cosas irían mejorando y una empresa que le va mejor, está en mejor capacidad de beneficiar a sus colaboradores.

Ninguna empresa, patrono, gobierno, padre de familia, maestro, etc puede dar más con sólo que se lo pidan o exijan, porque no aparece una cosecha sin que haya habido una siembra y no hay efecto si primero no hubo una causa.

Es cierto que no todo lo que damos se nos devuelve inmediatamente y en el mismo lugar o con las mismas personas, pero siempre que damos nos transformamos, evolucionamos, … dar 10 minutos más todos los días por un mes tal vez no nos consiga un aumento de salario o ventas exorbitantes, pero esos 200 minutos se traducen en más de 3 horas de experiencia adicional que en algún momento van pagar dividendos.

La clave en La Ley del Dar, está en no esperar recompensas inmediatas, en hacerlo por el puro gusto, podemos dar infinitas cosas, materiales y no materiales, cuando lo hacemos así nuestra mente se convence que damos porque no tememos perder, porque creemos en la abundancia, porque creemos que somos capaces de producir más, que podemos recuperar lo que hemos dado y que, aunque no lo recuperáramos, hay beneficios mayores.  Cuando nuestra mente está convencida de esta forma, nos lleva a ser personas más productivas y por Ley de Causa y Efecto, lo que damos nos regresa, aunque lo hayamos hecho desinteresadamente.

¿Y tú qué vas a dar hoy?  Yo ya tengo planeado lo mío, parte de ello lo anoto en la línea de comentarios de este artículo.  Te invito a hacer tu plan de DAR.

Hasta la próxima y muchos éxitos!

Mayalin

(La MS Licda. Mayalin Contreras es columnista en varias revistas, programas de TV, radio y blogs, por su experiencia en las áreas de Tecnología, Administración, Neuro Comunicación y Recursos Humanos, sus artículos son un aporte valioso a nuestro website)